Nada hay más obscuro que la misma existencia y aquel que lo entienda que me lo explique. Pero seguiré buscando más allá del horizonte, procurando que nadie me vea. En mi propia soledad me siento más libre que con la mejor de las esencias que envuelven mi entorno. Respiro libertad en la oscuridad, pero busco la luz.
Ni yo misma sé cuándo abrir las ventanas y dejar que entre el sol de la mañana. Busco la brisa de media tarde con impaciencia para que eleve al cielo mi cabellera. Y mi corazón se alegra al anochecer porque volverá a soñar entre sábanas.
Busco… busco con impaciencia. ¿Y qué encuentro? Almas sumergidas en su dolor pero que buscan… buscan como yo.
Quizás ha llegado la hora de compartir mi camino.
(mayo 2009)