Vivir sin ti no es vida, aunque quede el recuerdo de tu sombra deambulando impaciente tras de mi, por la calle húmeda de la ciudad, bajo la triste mirada de la luna que ilumina mis pasos en esta ciudad oscura. Quiero olvidarte pero no puedo. Tu sombra me persigue. ¿Qué quiere de mi? Ni mi mano puedo darle. Tu sombra se evapora cuando me acerco, me pide una ayuda que no le ofrezco, me castiga con su insistencia provocándome dolor en el alma por no poder ayudarla. Camino ligera hacia casa huyendo de tu sombra para despertar un nuevo día con la luz de un sol ardiente, que queme ese dolor intenso que ha provocado tu sombra dentro de mi cuerpo. Quiero que lo sea tu sonrisa y esos consejos que me ayudaron a escribir mejor poesía. Adiós poeta, adiós amigo.
(13 octubre 2017)
(para un amigo poeta que ya no está: Domingo Sánchez Castelló)