Pequeño relato

Era de noche,
era de noche y me encontraba
en un cementerio.
Solo una luz se veía
allá a lo lejos.
Fui acercándome,
hasta que me envolviera
la niebla que allí había.

Tenía miedo...

Solo se oía
una suave brisa,
que se convertía en frío sueño
de los muertos,
y el crujir de sus huesos
que parecían moverse.

Tenía miedo...

Seguía caminando y aquella luz
poco a poco desaparecía;
nada se movía;
todo estaba quieto;
solo había el silencio de los muertos...
y mi miedo...

De repente sentí frío,
temblaba todo mi cuerpo,
y cuando menos lo esperaba
alguien tocaba mi espalda.
Bruscamente me giré,
pero no vi nada,
era la rama de un árbol
que la brisa movía.

Tenía frío...
Todo estaba quieto,
nada se movía,
seguía el silencio de los muertos,
y mi miedo...

Entonces vi aparecer unos jinetes
con unas capas negras...
eran muchos.
El último se paró
y bajó del caballo,
hasta a mí se iba acercando,
poco a poco... despacio...
Tenía miedo, me iba alejando
pero él me seguía.

Cuando pude ver su cara
caí al suelo desmayada,
porque el rostro que se ocultaba
bajo aquella capa...

¡Era mi propia cara...!