Cojo la taza de café con la fuerza de mis dedos como el abrazo amigo que tanto tiempo espero; como la sonrisa amiga que en algún otro tiempo sin juzgarme consolaba y espantaba mis miedos; como mirada profunda que penetra en mi cuerpo para investigar el fondo, la causa de mi desvelo; como la suave manta que abriga mis tristes sueños. Y, mientras desayuno, intento recordar tus ojos que, como el café, son negros.
(març 2019)